Agosto. Estás en casa sin aire acondicionado a 37º de temperatura y 90% de humedad. Los vecinos tienen la radio a todo trapo (has perdido la cuenta de cuántos babies tiene el tal Maluma). Estás convencido de que Dios ha muerto, y le envidias. Ahora mismo estás a punto de salir de casa para meterte en algún centro comercial, algún cine, o cualquier gran superficie climatizada. Pero antes de que pongas tu destino en el GPS, dame un par de minutos para proponerte un día de agosto…

¡¡¡LEGENDARIO!!!!

(esta parte hay que gritarla)

 

 

POR LA MAÑANA

Vas a tener que levantarte un poco temprano, pero tranquilo que no habrá que sufrir. Ponte un bañador, unas chanclas, y coge tu toalla porque vamos a darnos un chapuzón. Pero no vamos a hacer lo obvio, que sería ir a la playa a pelearnos por un palmo de arena donde nos puedan robar el móvil con tranquilidad. No, lo que haremos será poner rumbo a Montjuïc. Más concretamente a las Piscinas Municipales. Esta piscina de agua salada fue construida para la competición de saltos de trampolín de las olimpiadas de Barcelona 92, y cuenta con unas vistas espectaculares de la ciudad. No hay bar ni chiringuito, sin embargo, lo que parece un defecto es de hecho una virtud. Está permitido acceder al recinto con comida y bebida, así que tampoco nos desvalijarán la cartera. Tienen taquillas, pero es necesario llevar candado de casa.

 

 

MEDIODÍA

El mediodía es la hora sagrada del vermú (alabado sea el Señor Yzaguirre), y por suerte no tendremos que peregrinar muy lejos para catarlo. En el mismo Montjuïc nos encontramos con el restaurante Martínez, donde además de vermú y aperitivos, sirven unas paellas excepcionales. Sería altamente recomendable llamar para hacer reserva y pedir una mesa en los balcones para asegurarnos unas vistas sobre el puerto inmejorables.

Y como seguramente estarás exhausto tras tanto nadar y comer, puedes “hacer la digestión” en los Jardines de Miramar o los Jardines de Mossèn Costa i Llobera (no engañas a nadie con las gafas de sol, todos saben que estás durmiendo la siesta)

 

 

POR LA TARDE

Hoy te vas a dar un capricho digno de un futbolista a precio de jugador de petanca: ¡un paseo en velero para ver la puesta de sol! Estos tours regulares salen a las 18:30h desde el Port Olímpic y tienen una duración de unas dos horas (justo lo que duran los efectos de las pastillas anti-mareo. De nada). Sin lugar a dudas, el mejor lugar de la ciudad para ver el skyline está fuera de ella.

 

 

POR LA NOCHE

Este día legendario lo vamos a cerrar volviendo (casi) al punto de partida: Montjuïc. Porque escondida tras el Castillo de Montjïc, en el corazón de un pinar se encuentra la Caseta del Migdia. Y sí, es un lugar sencillo, con mesas y sillas plegables donde se sirve un único menú, pero no hay mejor manera de terminar un día legendario que con unas copas bajo la luz de las estrellas mientras escuchamos música en directo. Cierran los lunes y los martes, y la programación es diferente cada día, así que sería aconsejable chequear antes de ir (para algo he puesto un link a su página web, ¿sabes?)

 

 

Y tú que querías ir al Gran Vía 2, piltrafilla…

 

 

BONUS TRACK

Si eres animal de vida nocturna (esto es un eufemismo; mi abuela tiene otras definiciones menos halagüeñas), eres de los que creen que el día no se acaba hasta que empiece el siguiente. Que quieres que el amanecer te pille en la calle, vamos. Pues estás de suerte. Desde el 15 hasta el 21 de agosto del 2018 podrás disfrutar de las (legendarias) Fiestas de Gràcia.

Cada año, el bohemio barrio de Gràcia se transforma en un carnaval, donde cada calle es decorada por sus vecinos en una competición para ver cuál es la mas bella. Estaciones de esquí, El País de Nunca Jamás, Parque Jurásico… el único límite es la imaginación, y por supuesto que todos los materiales sean reciclados.

Las calles se llenarán de puestos de comida, bares al aire libre y escenarios para conciertos. Todo ello para continuar con la fiesta hasta altas horas de la madrugada. Pero mucho ojo: las calles de Gràcia son estrechas y habrá mucha gente, lo que hace que para los carteristas sea como pescar en un barril.

 

 

Simón García