Barcelona, pese a ser mundialmente conocida por la calidad y encanto de su hostelería, también cuenta con algunos locales que podríamos calificar como "trampa para turistas" - Las Ramblas y sus jarras de sangría ultra-azucarada, por ejemplo. Llegados a este punto, merece la pena echar mano de un poco de sabiduría local.
¿Una copita rápida y un tentempié antes de salir a cenar? Quimet i Quimet es lo que estás buscando. Esta pequeña bodega abrió sus puertas en 1913 y ha permanecido en manos de la misma familia desde entonces: ya van por la cuarta generación. Con dos mesas y una barra en la que apoyarse, las tapas van que vuelan en este clásico de Poblesec.
Can Cisa/Bar Brutal coge la idea de "pequeña bodega con algo de comida que ofrecer" y le da otra vuelta de tuerca. Algo más espacioso que Quimet i Quimet, aquí encontrarás cierta influencia veneciana en la carta y una cuidada selección de vinos naturales. Además, está a tiro de piedra del Museo Picasso.
Para aquellos que van con una actitud algo más relajada, la terraza de La Vinya del Senyor es el lugar perfecto para ver el mundo pasar mientras degustas uno de sus deliciosos caldos y reflexionas sobre lo bien que se vive de vacaciones. Para acabar de completar la postal, la vista de la fachada de Santa María del Mar le dará un toque cultural a la ocasión. ¡Qué más se puede pedir!
La siguiente recomendación la hacemos con los sibaritas en mente: para ti que sólo aceptas lo mejor de lo mejor y no tienes reparos en pagar la cuenta, para ti que no te vas a conformar con menos; para ti existe Monvínic. Más que un bar especializado en vinos, Monvínic es un verdadero templo dedicado al vino. ¿No nos crees? No hace falta que tomes nuestra palabra, al fin y al cabo sólo somos humildes guías - aquí está un artículo del Wall Street Journal preguntándose si tal vez estamos ante el mejor wine bar del mundo.
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De nada ;)
Traducido del original de Simón García